domingo, septiembre 2

Otro ejemplo...

Ilustremos ahora qué tipo de sucesos evitaríamos con un correcto uso del lenguaje por medio de un ejemplo que, si bien el problema será de nuestra indefinida madre filosofía (en su ramificación destinada al estudio del lenguaje), es digno (nuestro ejemplo) de la más pura filobazofía.
Cabe destacar que el suceso a describir fue real, me sucedió (entíendase sucedió a Lord V.) en un día reciente (sábado, 1 de septiembre del año en curso).
Señorita (digamos por educación): Buenas tardes, bienvenidos a X café, ¿ya tienen su orden?
Lord V: Quisiera un café frappé y un té helado.
Señorita: Muy bien. Señor, tenemos té frío y caliente, ¿de cuál quisiera ordenar?
(Pausa incomoda, al menos para mí)
Lord V: ¿Frío?
Señorita: (Tras darse el lujo de molestarse por el tono de incertidumbre de la respuesta) Muy bien, los llamaremos con el número de orden diez. Gracias.
Por otra parte me preguntaba, de pedir un té helado caliente, ¿cómo diablos lo prepararían?... Creo que esa será mi próxima elección...

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