jueves, abril 10

Puras pinches y pocas madres eran...

Algún día me senté sobre una jardinera, tenía al rededor una superficie para hacerlo y unas madres, todas ellas, todas las tres o cuatro que eran, jóvenes, de las que se dicen de la high life y sus alrededores se sentaron al lado, murmuraban faltaba una más, ¿se presentaría?... ¡oh, consternación!
Palabras triviales seguidas de trivialidades que de malo nada tienen hasta que quieren dejar de serlo, la intensidad de la voz aumento así como el contenido de sus conversaciones (...según ellas) y yo seguía a un lado de ellas pues no había lugares libres en otro lado. Que la política, que las guerra, que el hambre y que la Extranjía iban y venían, no se pavoneaban pues referencia al animal de naco origen nunca.
De pronto atravezó una niña, cuatro años acaso, de origen indígena y seguida por la mirada de su madre que sentada a unos metros tejía algún arreglo que vendería a un turista cualquiera. ¡Oh, impresión!, la niña llevaba a su hermanito (¿de dos años?), lo cuidaba, jugaba con él e incluso lo cargaba, etc.
Ardor de las buenas y responsables madres, puras madres (por sus comentarios puritanos), pocas madres (pues solo eran tres) y pinches madres (porque no creo que cocinen y lo más serán ayudantes en la misma), que si cómo la niña cuidando un bebé, si ella debía jugar con una muñeca y no con uno de verdad, que si cómo y que si la madre le cargaba la viga a la hija con el cuidado hermanito y no sé qué más.
Un debate sobre cómo eso era posible en el tercer milenio y en el siglo XXI (creo no sabían se encontraba implícito), y aquí y allá, y los derechos humanos y la constitución y sólo en nuestro país y los típicos comentarios de indignación que tuvimos que escuchar quienes a unos metros a la redonda nos encontrabamos... por fortuna llegó la "súper-mega-hiper-amiguis", ya se sentían los cuatro jinetes del apocálipsis o Hugo Sánchez haciendo promesas (pero en una versión positiva), ahí me enteré de que eran, en efecto, puras madres, es decir, ninguna se encontraba sin haber procreado.
Pues que llega y las otras reciben a las de "¿con quién dejaste a tu hijo?", ella explica que con una jovencita que le ayuda, que tiene como 15 años, que cuida muy bien al niño y el niño la quiere mucho, además de que es responsable y de más flores, casi parecía que eran para no sentirse culpable.
"¿Y no batallas con tu niño?" dijeron las otras. "Sí, respondió la recién llegada. Tiene ya varios problemas, pero lo llevó con un sicólogo... de hecho ahorita vieran cómo lloró, me decía que él no quería que lo dejará, porque estuve todo el día en el trabajo, llegué a comer y me vine para acá, ni tiempo para cambiarme... me decía que siempre lo dejaba y así... lloró mucho, pero le dije que yo también tenía que salir y ver a mis amigas, que como él si se iba a quedar con su amiga Fulanita (la niñera)... a veces siento que no soy responsable con él, pero siempre lo dejó bien cuidado, con comida y todos los números por si pasa algo se comuniquen conmigo rápido, es más, hasta lo tengo en cursos extra escolares toda la semana y es cuando aprovecho para salir, hoy lo dejé porque es sábado, pero de lunes a viernes ni lo tengo en la casa... y a ustedes, ¿cómo les fue con los suyos?"
"¡Ay, sí, así son!, el mío se pusó igualito... ya hasta le dice mamá a la niñera"
Todas comentaron situaciones similares mientras se ponían de pie. Se fueron. Al pasar junto a la mujer que hacía artesanías la vieron con desprecio, por debajo del hombro y viraron el rostro despectivas, mientras la niña volvía de jugar con su hermanito y abrazaba a su madre que les compartía un poco del escaso alimento que tenían.
Se alcanzó a escuchar de las caminantes, "mira, estabamos diciendo de cómo éstas descuidan a sus hijos y les cargan de responsabilidades a los niños"
...sí, puras pinches y pocas madres eran.

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